Lucero vespertino
Ocurrió una medianoche
a mediados de verano;
lucían pálidas estrellas
tras el potente halo
de una luna clara y fría
que iluminaba las olas
rodeada de planetas,
esclavos de su señora.
Detuve mi mirada
en su sonrisa helada
-demasiado helada para mí-;
una nube le puso un velo
de lanudo terciopelo
y entonces me fijé en ti.
Lucero orgulloso,
remoto, glorioso,
yo siempre tu brillo preferí;
pues mi alma jaleala
orgullosa tarea
que cumples de la noche a la mañana,
y admiro más, desde luego,
tu lejanísimo fuego
que esa otra luz, más fría, más cercana.
Hoy hace 200 años que se cumple el nacimiento de Edgar Allan Poe. Una sensibilidad que no le permitió sobrevivir en un mundo lleno de crueldad y desgracia. Atormentado, nos mostró con una maestría para mí inigualable, nuestros miedos y temores mas irracionales. Que hay detrás de ese oscuro velo que es la muerte, o detrás de ese otro velo que es la maldad, o muchos otros velos que colocamos a nuestro alrededor. Quizás ese fue su problema, que rasgó demasiados velos y vió y aprendió cosas, que después no le permitieron llevar una vida "normal".
1 comentario:
Un grande...Aún recuerdo cuando de niña, me devoré las Narraciones Extraordinarias...Y aquel cuento Ligheia (o algo así, mi memoria es mala con la ortografía de nombres extraños)...Gracias por revivir ese recuerdo...Seguiré por aquí
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